El sector financiero español ha incrementado su preocupación por el elevado endeudamiento público de varias economías avanzadas según el nuevo Informe de Estabilidad Financiera publicado esta semana por el Banco de España. Este factor pasa a ser el segundo mayor riesgo, únicamente por detrás del geopolítico, tras un proceso de consultas a directores de riesgos y analistas de mercado realizado en septiembre de 2025.
El Banco de España explica que este ejercicio de recopilación externa se repite por segunda vez para reforzar la identificación de riesgos y vulnerabilidades. Los participantes mantuvieron el riesgo geopolítico como el principal aunque con menor intensidad, y destacaron que “también aumentan las menciones a los riesgos derivados de una eventual desaceleración de la economía y de una corrección abrupta de las valoraciones en los mercados financieros”.
La preocupación por la inflación retrocede. Los expertos señalaron que el escenario de precios elevados y persistentes pierde relevancia como amenaza directa para la estabilidad financiera. Sobre el riesgo geopolítico, el documento apunta que la política comercial de EEUU generó un “fuerte aumento” de incertidumbre meses atrás, pero los nuevos acuerdos firmados han moderado ese impacto. Los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo “no se han extendido”, aunque el sector mantiene que su impacto sigue siendo incierto y con capacidad de deterioro rápido.
En cuanto al endeudamiento público, los entrevistados destacaron que la política fiscal en EEUU y las dificultades para implantar planes de consolidación en otras economías podrían derivar en tensiones en las primas de riesgo, pese a que actualmente los inversores muestran mayor tolerancia a desequilibrios fiscales que en la crisis financiera global.
Respecto al caso de España, los directivos señalaron que el dinamismo económico depende de factores que “podrían ser difíciles de mantener en el medio plazo”, como el estancamiento de la productividad y los cambios demográficos, que pueden limitar el crecimiento.
Otros riesgos mencionados fueron una posible corrección “abrupta” en los mercados financieros, los ciberriesgos, la evolución del sector inmobiliario por su potencial impacto en la cohesión social, y el auge de stablecoins y criptoactivos, citado por algunos entrevistados como elemento adicional de incertidumbre.
