La edición número 190 del Oktoberfest de Múnich cerró este domingo con una afluencia de 6,5 millones de visitantes y un consumo de 6,5 millones de litros de cerveza, según ha informado el ayuntamiento de la ciudad.
Estos datos reflejan un ligero descenso respecto a la edición anterior, que registró 6,7 millones de visitantes y 7 millones de litros vendidos. El consistorio muniqués atribuye esta caída a la interrupción del festival el miércoles pasado debido a una amenaza de explosivo, que obligó a cerrar el recinto de la Theresienwiese temporalmente.
A pesar del incidente, tras la reapertura del recinto a las 17:30 (hora local) del mismo día, unas 150.000 personas acudieron al evento. En días laborables, la asistencia media se sitúa entre 200.000 y 250.000 personas.
Aumenta el consumo sin alcohol y bajan los residuos
La edición también registró un aumento del consumo de cerveza sin alcohol, entre un 6 % y un 10 % según la carpa, y un incremento del 3 % en bebidas no alcohólicas en general.
En cuanto a sostenibilidad, el festival mantuvo su consumo eléctrico en 2,8 millones de kilovatios hora, todo procedente de fuentes renovables. El uso de agua descendió un 0,4 % hasta los 81.000 metros cúbicos, y el consumo de gas natural se redujo en un 7,3 %, alcanzando los 144.500 metros cúbicos.
Además, se recogieron 764 toneladas de residuos, una reducción del 12 % respecto a las 872 toneladas de 2024.
Más objetos perdidos y más intentos de llevarse jarras
El Oktoberfest registró también un aumento en los intentos de robo de jarras de un litro: se recuperaron 116.000 jarras, frente a 98.000 del año anterior.
El servicio de objetos perdidos contabilizó 4.500 ítems, un 10 % más que en 2024. Entre ellos se registraron 1.100 prendas, 800 carteras, 600 documentos de identidad, 450 tarjetas bancarias, 400 móviles, 370 llaves, 280 gafas o sombreros, 150 mochilas, 60 paraguas, 40 relojes analógicos y 25 relojes inteligentes.
Asistencia local y visitantes internacionales
El evento fue visitado principalmente por residentes de Múnich y su entorno, aunque también se destacó la llegada de turistas de Estados Unidos, Italia, Reino Unido, Austria, Polonia, España, Francia, India y Suecia.
El festival se inauguró con una temperatura de 30,7 °C, la más alta registrada en la historia del Oktoberfest.