La tasa de cobertura del sistema de protección por desempleo alcanzó en julio el 82,39%, es decir que más de ocho de cada diez desempleados estaban cubiertos con alguna prestación del sistema.
Esta tasa está 6,8 puntos porcentuales por encima de la registrada en el mismo mes de 2024 y es la más alta de la serie histórica a excepción del periodo de pandemia, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo.
Las mayores tasas de cobertura, recordaba CCOO en un reciente informe, se alcanzaron en los primeros años de la crisis financiera de 2008 llegando al 79,9% en marzo de 2010.
La reforma de 2012 hizo que esta cobertura cayera durante años, hasta rondar el 53% en 2016.
Desde la última reforma laboral, que bajó de 55 años a 52 años el acceso al subsidio para mayores, y después de otros cambios legislativos, como la equiparación del acceso al paro para los fijos discontinuos o la inclusión de las empleadas de hogar, la tasa ha vuelto a mejorar en los últimos cuatro años.
«Nunca hemos tenido tanta gente protegida», destacaba en la rueda de prensa para valorar los datos de empleo de agosto el secretario de Estado Trabajo, Joaquín Pérez Rey, quien apuntaba que estas cifras reflejan las reformas en la protección por desempleo llevadas a cabo por el Gobierno, como la recuperación del 60% de la base reguladora desde los seis meses de prestación contributiva o la inclusión de colectivos que antes quedaban fuera.
Junto a esto, ha recordado la reforma de los subsidios por desempleo que amplió los colectivos beneficiados y las cuantías de esta prestación asistencial.
La reforma, que entró en vigor en noviembre de 2024, modificó este esquema de prestaciones, que se percibe en el caso de haber agotado la contributiva, no haber cotizado lo suficiente para acceder a la misma o tener más de 52 años, entre otros supuestos.
Entre otros cambios, se elevó la cuantía a percibir, se facilitó el acceso a los menores de 45 años sin responsabilidades familiares, a los trabajadores eventuales agrarios o a quienes acrediten periodos cotizados inferiores a seis meses y carezcan de responsabilidades familiares, entre otros supuestos.
En cifras absolutas, en julio había 1,85 millones de beneficiarios de prestaciones, de los que 928.093, el 50,1%, cobraban la contributiva, el conocido como paro, mientras que 833.408 percibían el subsidio.
Comparando con las cifras previas a la reforma del subsidio, es decir, de octubre de 2024, los beneficiarios de esta prestación se han incrementado un 7%.
La evolución se enmarca en un contexto de buena marcha del empleo, con máximos de afiliación y el paro en 2,4 millones de personas, el mínimo desde 2007.
Al detalle de julio, el gasto medio mensual por beneficiario, sin incluir el subsidio agrario de Andalucía y Extremadura, fue de 1.315,4 euros, que suponen 252,6 euros más que en julio de 2024 (23,8 %); y el gasto total ascendió a 2.005 millones, con un aumento del 6,6% respecto al mismo mes del año anterior.
Trabajo incide en que se trata de un mecanismo «rentable», ya que se recauda más por cotizaciones por desempleo de lo que se destina a pagarlas; y recuerda que 2024 terminó con un superávit de 6.762 millones.