El director ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger, ha dejado húerfanos a los empleados del gigante de los chips, tras su jubilación este 1 de diciembre a los 63 años, después de tres dudosos años de gestión al frente de la empresa.
Pese a que su objetivo era dar un giro a la empresa, no salió como estaba previsto, ya que la compañía que en su día lideró el sector de los semiconductores, no ha conseguido competir con los chips de inteligencia artificial (IA) de Nvidia, que actualmente lideran el mercado y sus acciones en bolsa situan a Nvidia como la líder del parquet.
Tras la apertura de la bolsa, las acciones de Intel subían un 3,66%, aún lejos de recuperar el 52% que ha perdido en lo que va de año.
«Intel nombró a dos líderes séniors, David Zinsner y Michelle Johnston Holthaus, como codirectores ejecutivos interinos mientras la junta directiva realiza una búsqueda de un nuevo director ejecutivo», según indicó la empresa.
Gelsinger expresa también que ha sido «un año desafiante» para la empresa, en el que se han tomado «decisiones difíciles, pero necesarias» para ayudar a la compañía.
Según CNBC, Gelsinger estableció «un plan audaz» cuando llegó en 2021 para transformar la empresa en un gigante de la fabricación de chips. Pero su estrategia no fue suficiente para apaciguar a los inversores, quienes cada vez más comenzaron a ver el gasto agresivo de Intel con malos ojos.
En agosto, Intel publicó resultados trimestrales que decepcionaron a los inversores y dijo que despediría a más del 15% de su masa laboral como parte de un plan de reducción de costes.